EL ARTE DE ENTENDER
"Enséñame a que no me odien"
En España en el último año se han registrado 6.229 casos de acoso escolar, ha aumentado un 22%, la mitad, el 11% es en Andalucía.
Imbécil, idiota, gorda, cuatro ojos… son algunas de las palabras que se escuchan en estos casos.
¿Alguna vez os habéis parado a pensar en la importancia del acoso escolar? A menudo solemos escuchar comentarios ofensivos o vemos malas acciones hacia otras personas o incluso somos nosotros mismos los que los decimos o hacemos, pero, ¿sabéis lo que se siente al vivirlo? Creo que a veces no nos hacemos a la idea o no queremos pararnos a pensar en el daño que pueden causar ciertas palabras o acciones en alguien. Debemos empezar a enseñar lo que está mal, lo que no se debe hacer o decir, cómo se debe tratar a los demás, que los culpables no son los que sufren el acoso… hay que comenzar a educar esto en casa, en colegios e institutos.
La empatía es algo necesario, no sabemos cómo son las personas en realidad, solo conocemos lo que quieren que sepamos y lo que podemos ver, pero eso no es todo lo que nos caracteriza. El estado físico o el porcentaje que se deja ver no nos define al completo. Las personas que sufren este acoso pueden llegar a pensar cosas que no son, como que tienen la culpa de lo que les está ocurriendo o cambian su forma de ser, pueden llegar a tener sentimientos como miedo, soledad o tristeza. Esto llega a ir consumiendo a quien lo sufre hasta el punto en el que ya no viva la vida como en realidad es, las etapas más bonitas pueden convertirse en las más amargas de su vida y recordarlas así. ¿Pero de verdad es necesario eso? Puede que el problema radique en que los que acosan a otros no están concienciados de lo que se siente al ser acosado.
Si nos paramos a pensar, es algo que no se trabaja en ningún lado, quizás se enseñe algo en casa, pero no llega a ser suficiente.
Se conocen los casos cuando se ve la punta del iceberg y en ocasiones se les llega a echar la culpa a quien no la tiene, evadiendo los actos injustos que se han cometido o dándole menos importancia de la que en realidad tiene.
La auténtica gravedad es que en ocasiones esto no se queda aquí y va a peor, los sentimientos de los jóvenes acosados van en aumento, intensificándose poco a poco, llegan a perder el interés por lo que hacen, lo que les gusta e incluso pueden dejar de verle el sentido a la vida, en ocasiones entran en depresión, sufren ansiedad o se vuelven más violentos. Y si no se trabaja con la otra persona, si no se corrige o se ve el porqué de esas acciones (que pueden ser por otro tipo de problemas) puede seguir haciéndoselo a otros. Hay que darle al acoso escolar la importancia que de verdad tiene, es algo grave que ocurre cada día con muchísimas personas y es algo que se debería trabajar desde el principio.
Para todo se usan los aprendizajes que se tienen, las condiciones en las que estás y el estado en el que te encuentras en el momento.
Todos tenemos la oportunidad de cambiar a mejor y ser la mejor versión de nosotros mismos, de hacerle la vida un poquito más fácil a otros y así ser más felices. Para concluir me gustaría añadir que todos necesitamos ayuda, que nos enseñen otras cosas que también son importantes como la manera adecuada de tratar y ayudar a los demás. Que los mayores nos hagan ver que exponer nuestros sentimientos no nos hace vulnerables o menores que el resto, que sentirse mal también está bien porque no siempre estamos felices y que se entienda que no son cosas que ocurren de broma o que pasen con el tiempo. Creo que si esto se empieza a trabajar desde edades tempranas podría ayudar a reducir esas situaciones.
Laura Aguilar Cerezo.
2º Integración Social.
17/11/2021
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