VIVIR SIN DESORDENAR CORAZONES

                                

Responsabilidad Afectiva


En este vídeo Will Smith habla sobre la felicidad y las relaciones en pareja, como introducción a mi reflexión.

                                         



En la era de las relaciones banales, de no plantar (echar) raíces, de que todo se mida por el precio y no por el valor, podemos ver cómo la responsabilidad afectiva prácticamente no existe ¿y sabéis porqué digo esto?


Pensad, cuántas veces has conocido a alguien y en los primeros días, semanas e incluso meses, todo ha sido perfecto, tú eras “ su media naranja” y de buenas a primeras desapareció, sí, así, tal cual, y si les preguntas, te dicen: “Necesito espacio porque me he agobiado”.


No se agobió, no, ni necesita espacio. Puede que se haya idealizado algo que no existía, puede, que estos tiempos, en que no se valora el esfuerzo, que premiamos por nada todo lo que conlleve un poco de implicación, no vale. No estamos preparados para involucrarnos, pero no pasa nada,  todos necesitamos nuestro tiempo, y no tenemos porqué estar en el mismo ciclo vital. El problema radica cuando no tenemos responsabilidad afectiva y no dejamos las cosas claras.


Cuando nos dicen que se han agobiado, cuando desaparecen y nos sentimos traicionados, vacíos, no se pueden imaginar el daño que hacen; nuestra autoestima cae en picado, porque a veces pensamos que hemos hecho algo mal, y aún más ahora con la imagen tan distorsionada que nos han creado las redes sociales sobre el canon de belleza ideal, pensamos que físicamente no estamos bien, y las inseguridades nos comen, la ansiedad nos atrapa y empezamos a desconfiar.


Yo después de tanta desilusión, he llegado a la conclusión de que no podemos cambiar a nadie, y de que no podemos culpar a nadie de lo que nos hace sentir, pero sí nos debemos responsabilizar de lo que hacemos sentir a otras personas, así que decidí cambiar yo, y empecé a quererme, a quererme y mucho, a no depender de nadie emocionalmente. Sí, sé que se escribe fácil, esto se puede definir como responsabilidad afectiva propia: me escuché y empecé a saber dónde sí y dónde no quería estar. Sé que cuesta, pero se consigue, así que después de darme cuenta de quién soy, de lo que valgo, y a dónde quiero ir (y a dónde quiero llegar), y  viendo todo lo que he conseguido SOLA, sé que ya no tengo que cambiar a nadie, que quien quiere estar conmigo lo hará, y quién no, no.


Así que, por favor, aunque la responsabilidad afectiva ya no exista, disfrutemos del camino, sin depender de nadie emocionalmente, y queriéndonos mucho a nosotros mismos, porque si no, nunca vamos a poder avanzar, no nos victimicemos y vamos a comernos la vida, solos o acompañados, da igual, la vida es muy bonita y merece la pena vivirla.




                       

                         Mª Ángeles González Díaz.





    

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